Alejo III Ángelo, Emperador bizantino, fue el segundo hijo de Andrónico Ángelo, nieto de Alejo I Comneno.
En 1202 los príncipes occidentales que participaban en la Cuarta Cruzada se congregaron en Venecia dispuestos a iniciar una nueva cruzada. Alejo, el hijo del depuesto Isaac, había escapado de Constantinopla y pidió ayuda a los cruzados, prometiéndoles, a cambio de su apoyo para destronar a su tío, el fin del cisma entre el Este griego y el Oeste latino.
Los cruzados, que hasta entonces habían tenido Egipto como objetivo, decidieron cambiar su ruta y dirigirse a Constantinopla, ante la cual aparecieron en junio de 1203. Proclamaron emperador a Alejo como Alejo IV, tras convocar a los ciudadanos para que depusiesen a su tío. Alejo III, abrumado, no tomó ninguna medida para resistir. Su yerno, Teodoro Láscaris, que fue el único que intentó resistir, fue derrotado en Scutari, y así dio comienzo el sitio de Constantinopla. El 17 de julio, los cruzados, liderados por el anciano Dogo de Venecia Enrico Dandolo, escalaron las murallas y tomaron la ciudad, saqueándola. Durante la lucha y carnicería que siguió, Alejo se escondió en el palacio, para, finalmente, con una de sus hijas, Irene, y todos los tesoros que pudo recopilar, huir en un bote y escapar a Develton en Tracia, dejando a su mujer, sus demás hijas y su Imperio a los invasores. Isaac, sacado de su prisión e investido de nuevo con la púrpura imperial, recibió a su hijo Alejo IV.
Alejo exigió la corona de su yerno Láscaris, y ante el rechazo de éste, marchó contra él. Pero Láscaris lo derrotó y lo hizo prisionero. Alejo fue enviado a un monasterio en Nicea, donde murió en fecha indeterminada.